lunes, 24 de junio de 2013

LA UNIVERSIDAD DE LA SALSA: 50 AÑOS



La Universidad de la Salsa: 50 años

Imagen de El Gran Combo De Puerto Rico
Ninguna agrupación salsera o de otro género musical ha logrado mantenerse durante tanto tiempo con su estilo e identidad, a pesar de las tendencias electrónicas y oscurantistas que hoy le imponen los medios de comunicación a los jóvenes, como El Gran Combo de Puerto Rico. Su liderazgo y legado musical hicieron que se llamara acertadamente La Universidad de la Salsa.


Aníbal Arévalo Rosero

Nada más propicio que una noche oscura para descubrir el brillo de las estrellas; aquellas que mantienen su luminosidad a pesar del paso de los tiempos. Y es que en estos momentos sombríos, donde se ha extraviado la inspiración y la creatividad, solamente aquellos que han labrado con mucho celo su brillantez estarán siempre ahí, en el sitial que les corresponde: alumbrando desde los más alto a quienes con sapiencia se nutren de lo más exquisito del arte musical que marcaría una gran época. Ninguna agrupación salsera o de otro género se ha ganado la impronta de la perennidad. Estas estrellas sí que brillan con luz propia, se han ganado con justo mérito esa ciudadanía universal, han llegado con su sabrosura a la mayor parte del mundo y están tan vigentes como un mayo del 62, cuando Rafael Itier propone la fundación de una orquesta -que sin mayores pretensiones y con las dificultades que implica despegar de nuevo-, que sería bautizada por el empresario Rafael Álvarez Guedes como ‘El Gran Combo’.

Con un estilo sencillo y con letras que le cantan a lo cotidiano, a la mujer, a algún vagabundo que le gusta “la buena vida”, al amor, a la vida misma cuando nos trae sus hojas blancas, al buen comer, al verano y a la lluvia, a la Navidad y al año nuevo, al campo y a la ciudad, han hecho vibrar a cuantas generaciones surgieron en los últimos 50 años. Han sido testigos de tantos acontecimientos con su sonoridad: el asesinato del presidente John F. Kennedy, muchos cambios sociales en nuestros países, la carrera espacial, el fin de los discos de acetato y el surgimiento de los discos compactos, la telefonía celular, la internet, el asesinato de John Lennon y la liberación de Nelson Mandela después de 27 años de prisión, el fin de la Guerra Fría, la caída del muro de Berlín, las olimpiadas y los mundiales de fútbol. Tantas cosas que sucedieron durante estos 50 años, mientras El Gran Combo de Puerto Rico animaba con su música este barco, que, muchas veces, ha gozado de buen viento y buena mar, a pesar de los pesares.

Surgido hace más de cinco décadas en la isla de Borinquén, de un grupo de jóvenes inquietos que no podían detener sus ansias de hacer lo que sabían hacer y para lo que habían nacido. Recientemente se había fragmentado la orquesta de Rafael Cortijo y su Combo, por lo tanto había que darle paso a una nueva iniciativa, que a la fecha tiene en su haber más de 70 álbumes y 562 canciones; acapararon la atención de millones de salseros, quienes además se siguen moviendo al ritmo cadencioso de sus melodías. En la radio no dejaban de sonar y cuanta parranda no tenía ese nombre sino sonaba un disco del Gran Combo.

Pasaron por él reconocidos artistas que luego se fueron a forjar sus propios proyectos musicales o a formar parte de otras orquestas, por eso se dio en llamarlos ‘La Universidad de la Salsa’. Además que su incidencia ha sido muy alta en el mundo del espectáculo. En el año 92, para celebrar sus 30 años grabaron una pieza musical que la titularon “No hay cama pa’ tanta gente” con ella le rendían homenaje a los grandes salseros: Pérez Prado, Los Guaracheros de Oriente, Roberto Torres, Ralph Mercado, Celia Cruz, Willie Rosario, Héctor Lavoe, La Selecta, Daniel Santos y tantos astros que brillaron en el firmamento sonoro.

Entre los vocalistas que pasaron por la agrupación están Joseíto Mateo, el primer cantante, luego llegarían Andy Montañez, Pellín Rodríguez, Jerry Rivas, Charlie Aponte, Roberto Roena, Papo Rosario, Sammy Ayala y Marcos Montañez, hermano de Andy.

‘Los Mulatos del Sabor’ -como también se los conoce-, se han plantado como un roble, que ni el tiempo ni las nuevas tendencias musicales les ha cambiado su sonoridad, lograron identidad propia y seguirán brillando con el renombre que les darían melodías tan reconocidas como “Un verano en Nueva York”, “Azuquita pal café” o “Achilipú”.   
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